Fofi y su equipo dieron unos pasos hacia atrás mientras la masa burbujeante se alzaba con furia, escurriendo aceite caliente y retorciéndose como si tuviera vida propia. Sus ojos brillaban con un resplandor rojizo, y cada burbuja que explotaba sobre su superficie liberaba un chisporroteo amenazante.
—¡Han cometido un grave error al desafiarme! —rugió la masa con una voz grave y espesa, haciendo temblar las tuberías a su alrededor—. ¡Nadie escapa de mi cocina sin pagar el precio!
Los amigos se miraron unos a otros, el miedo reflejado en sus expresiones. La pizza se aferró a la pared, el hot dog tragó saliva y las papas fritas se encogieron detrás de Fofi. Pero la hamburguesa crujiente, aunque temblorosa, dio un paso al frente, apretando los puños.
—¡No vamos a rendirnos! —exclamó Fofi—. ¡Nosotros no somos ingredientes en tu receta!
La masa soltó una carcajada viscosa y comenzó a deslizarse fuera del barril, sus extremidades informales formándose a medida que avanzaba. Ahora era una criatura completamente erguida, lista para atrapar a sus presas.
—Entonces veremos quién es el plato principal esta noche… —susurró con una sonrisa siniestra.
Añadir comentario
Comentarios